Iglesia
íntegramente
decorada
con
un
lenguaje
plástico
contemporáneo
y
contundente.
Inspirada
en
los
iconos
orientales
se
complementa
con
un
tratamiento
del
espacio
y
su
simbolismo
litúrgico
jugando
con
los
colores
y
las
formas.
Todo
representa
señal,
signo
que
acota
y
define
como
el
propio
muro,
el
espacio
simbólico
del
templo.
El
cancel
representa
el
mundo
material,
oscuro
y
tenebroso
de
donde
venimos.
En
el
baptisterio
cruzamos
el
Jordán
inmersos
en
el
agua,
en
la
luz
y
en
el
espíritu.
Avanzamos
por
la
Nave,
la
Vida
en
la
tierra,
los
caminos
inescrutables
del
Señor.
Gracias
a
la
Sangre
de
Cristo
y
a
la
esperanza
en
la
Resurrección
llegamos
al
Presbiterio,
lugar
más
sagrado,
iluminado
y
dorado,
entre
las
dos
capillas
a
manera
de
transepto,
la
del
Santísimo
y
la
de
la
Penitencia.
Las
dos
decoradas
bóvedas
estrelladas
de
inspiración
bizantina.
El
frontal
de
altar
se
inspira
en
el
icono
de
la
Resurrección.
La
cruz
procesional
preside
el
presbiterio
e
irradia
un
haz
de
luz,
obra
también
de
Arola,
así
como
el
retablo
que
recoge
la
vida
de
San
Juan
Evangelista.
J.M.T.
Grau
i
Pujol,
R.Puig
i
Tarrech.
LILLA,
APROXIMACIÓ
A
LA
HISTÒRIA
D’UN
POBLE.
Lilla.1996
pp.
183
–
186. |